11 de abril de 2008

Tormenta

Torrencial lindero de noche tormenta.

El alba llega con versos bucofónicos
escupidos al cielo raso
y tu cuasilentejuélica presencia
en mi ribera
me obliga a la poesía
que brota de mis poros
en dulce, fogoso y sinfónico alud.

¡Que sí, carajo, eres tormenta!
De aquellas tormentas halterofílicas
que se levantan a sí mismas,
poder del rayo retina,
estruendo del trueno primor,
llegas, refulgente hidromusa,
con tus encantos polisílabos,
a la taberna deste masticador de ritmos.

Y luego tú, nena esplendorosa,
te vas, por la vereda agridulce
deste bosque pasional,
hallando, en cada paso,
bajo el torrente de tu propia tormenta,
los versos almidonados
que un poeta-lobo sin colmillos,
tendido bajo el manto de la oscura luna,
escupió al emperifollado cielo abierto.

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