Las chimeneas,
oráculos de acero,
nos lo advirtieron.
Rugen motores,
en sus entrañas arden
nuestros ancestros.
Pánico negro.
¡Evade aquella mancha,
hermoso albatros!
Corre la savia,
motosierra estridente,
los sauces lloran.
La dulce Gaia,
bajo nuestros crueles pies,
triste agoniza.
Descubro tu blog, Carlos!
ResponderBorrarVa un abrazo desde Morelia
¡Pues bienvenido, mi querido compa! Ojalá te guste lo que ves y lo que verás. Vaya un gran abrazo de retache desde Oaxaca hasta Morelia.
ResponderBorrar