emergen de tu boca,
lapizlázuli exquisito,
tu labios brillantinos,
aromas plásticos
de golosinas sintéticas.
Me extasío con los giros de tu saliva
en torno de un carmesí artificial.
Me cautivan los embates de tus labios
que anulan todo macarrónico aroma,
todo impulso cocada.
Entre polvos chispeantes
estalla tu boca,
metralla arcoíris
abatida en indescifrables contorsiones;
dominas las dunas irisadas
bajo una pala de caramelo quebradizo.
Adoro el aséptico aroma de tu boca,
tu saliva ácida,
mar de artificiales pétalos cítricos,
corrosivo artificio de la nueva sacarosa.